Los moños junto a colores pasteles y delicados adornan parte de las calles de Tucumán y del mundo, confeccionados en prendas “coquette”, una de las tendencias que irrumpió en este 2024, pero que también comparte escenario con tonos metalizados y llamativos para los más audaces, o indumentaria “reto” para quienes prefieran un look más clásico pero de igual manera seguir en tendencia.
La industria de la moda se renueva y se reinventa como forma de expresar identidad o simplemente un gusto; sin embargo no deja de ser un negocio y uno de los que más daño causa al medio ambiente.
Al respecto, la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) advirtió que la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, ya que genera más emisiones de carbono que el total de los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos
Además, en las últimas décadas, la producción textil ha contribuido en gran medida al cambio climático debido a la globalización y a la promoción de envíos internacionales, y porque consume lagos de agua potable y genera polución química y de plástico.
Ante esta problemática nació una alternativa: la moda circular. Este sistema tiene como objetivo extender la vida útil de los productos, es decir, reparar, renovar y reutilizar las prendas todas las veces que sea posible.
Aunque las ferias americanas son lo primero que se nos viene a la mente al hablar al respecto, en nuestra provincia está en auge un movimiento que no tan solo pone a la venta ropa usada sino que se esfuerza porque cada producto tenga la mejor calidad posible, para darle más vida útil e incentivar a que más personas se unan a este consumo consciente y amigable con el medio ambiente.
Consumo sustentable
Florencia Villafañe es fotógrafa y diseñadora gráfica y ya lleva siete años dentro de la moda circular. “Arrancó como un gusto personal de ir a las ferias americanas. Estaba fascinada con el hecho de ir a buscar prendas y hallar no tan solo buena calidad y confección, sino también con precios que eran una locura”, contó en diálogo con LA GACETA.
“A mí siempre me gustó la ropa y con esto se me ocurrió emprender en el rubro sin que sea necesario que yo confeccione, sumado a la posibilidad de recircular estas prendas porque cada vez que yo buscaba en las ferias, encontraba cosas muy lindas que por ahí no eran de mi talle y me costaba tener que dejarlas”, indicó.
Así nació Compendio, su tienda de segunda mano que tiene un local físico y online que ha crecido a pasos agigantados desde la pandemia por el boca a boca y el plus de un movimiento que no deja de crecer. Además, ha echado raíces sólidas en un grupo de siete mujeres con la misma idea de Flor con las que lleva adelante La Manifesto. Esta es una de las ferias vintage más grandes de la provincia, en la que en cada edición suma más emprendedores.
“Al principio era muy reducido nuestro alcance porque en ese momento Instagram no había explotado. Luego llegamos a Arte Abasto, donde conocí a otras chicas con las que compartíamos este gusto y empezamos a generar otras movidas, siempre con esta impronta de feria”, comentó la joven.
“Al unirnos emprendedoras en un solo espacio y generar este nuevo canal de venta, coincidimos en que faltaba ese espacio que es un poco más grande, con más marcas y tiendas para que explote acá en Tucumán”, detalló sobre esta idea que busca que los clientes terminen conociendo más gente del rubro. Y todo esto, acompañado de un aspecto artístico y cultural, porque ahí también podés tomarte un café de especialidad, escuchar algún Dj en vivo, lo que lo convierte en un espacio ameno para pasar la tarde, por ejemplo.
“Nosotras no podemos evitar que día a día se fabriquen toneladas de ropa nueva, cuya elaboración genera residuos y otras prendas que terminan en la basura, pero creemos que con este tipo de consumo podemos alivianar el impacto ambiental”, reflexionó Flor.
“Las tiendas que formamos parte de La Manifesto le dedicamos mucho tiempo a la selección de las prendas, por eso se ve tanto color, brillo y textura, porque le ponemos muchísimo amor; decoramos con cariño. Nos dicen que parecemos tiendas de ropa nueva y eso suma un montón para llegar al público que recién se está acostumbrando a consumir ropa de segunda mano. Les gusta tener esa experiencia de comprar algo que está por ser estrenado y eso es lo que intentamos”, cerró.
Derribar las dudas
Otra voz autorizada es Karen Delgado, que a sus 26 años es dueña de Mia sorella, otra tienda vintage. Remarcó, en diálogo con LA GACETA, que el 95% de su ropero es de segunda mano.
“Definitivamente este es un movimiento que fue creciendo con los últimos años en Tucumán porque hace unos cinco años quizás había solo cuatro tiendas de moda circular y hoy yo conozco, por lo menos, unas 30”, indicó y luego pronosticó que esta actividad no dejará de expandirse.
“Por el momento sigue siendo una alternativa para un nicho específico que no solo entiende la importancia de la moda circular como una opción sustentable de consumo, sino que tiene cierto gusto o preferencia por un estilo más jugado o que no se amolde a las tendencias más trilladas del fast fashion”, especificó.
Y luego aclaró: “hay mucho prejuicio con respecto a la ropa de segunda mano o vintage, por lo que creo que eso es lo primero que habría que combatir y es uno de los objetivos que tenemos con La Manifesto”.
“Hay muchas cosas positivas que se pueden rescatar de la moda circular. En un principio optar por usar ropa de segunda mano ya es un granito de arena que podemos aportarle al mundo consumiendo algo que ya está hecho. Además, al usar y ofrecer ropa de segunda mano estamos compitiendo con el mercado de las grandes marcas del fast fashion, que no solo contamina con la producción masiva, sino que también produce en condiciones laborales terribles para las personas que trabajan en sus fábricas”, agregó Karen.
“Otro punto a rescatar, es que al comprar en la feria americana o en las tiendas vintage que hacen una selección más cuidadosa, aportamos y ayudamos a los pequeños emprendedores y al comercio local”, enumeró.
“Finalmente, pero no menos importante, es que al haber tanta variedad de ropa vintage y de segunda mano, el abanico de posibilidades se expande en cantidades enormes para poder jugar y elegir lo que nos haga sentir cómodos y usarlo como herramienta para expresar nuestra identidad a través de la moda”, detalló.
“Hay un dicho que se usa mucho en el universo de lo circular que dice ‘que tu estilo no le cueste al planeta’ y creo que resume muy bien los planteos más centrales de esta movida”, finalizó.
Experiencia de compradora
Su amor por la ropa vintage hizo que Magui Brizuela se vuelque al consumo de moda circular y al dar su testimonio a LA GACETA también quiso remarcar la importancia de que más gente se saque sus prejuicios y se sume a esta forma de consumo
“Desde chica me llamó la atención la moda vintage por las prendas de mi mamá y de mi abuela, y ya de grande me enteré que podía conseguir más ropa de ese estilo en las ferias, aunque la realidad es que fui una sola vez a la de La Rinconada. Me pareció muy cansador revolver la ropa y no encontré tan fácilmente lo que buscaba”, dijo la joven.
“Hace unos años igualmente esto cambió y me propuse conocer todas las ferias que hay en Tucumán, y así lo hice. De la mano con esto, obvio, también fui desarrollando métodos para no abrumarme en la búsqueda como por ejemplo, tener en claro qué es lo que necesito, buscar en los bultos de esa prenda en particular y no perder tiempo y energía en cosas que no necesito”, dejó como tip.
Recomendaciones
Para Magui, la gente tiene que animarse a consumir segunda mano por cinco razones que consideró claras e importantes:
1. Es más barato.
2. Siempre suele ser superior la calidad de las prendas vintage, aunque compres primeras marcas, los textiles de antes ya no se fabrican más.
3. Es ecológico porque no estás contribuyendo a una de las industrias que más contamina en el mundo y también a la que casi siempre funciona a base de trabajo esclavo.
4. Te llevás cosas únicas.
5. Si usás prendas que no están de moda jamás van a caducar. Además construir un estilo propio para mí es importante porque le ponés un peso a lo que buscás transmitir a través de la imagen.
(Producción periodística: Ariane Armas)